La vida después del orgasmo

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La vida después del orgasmo: qué le ocurre al cuerpo y la mente tras alcanzar el clímax

Al experimentar un orgasmo, liberamos oxitocina, melatonina y endorfinas, mejorando nuestro bienestar emocional.

Físicamente, el orgasmo ofrece múltiples beneficios, según la Sociedad Española de Cardiología.

Durante un orgasmo, la presión arterial sube, la frecuencia cardíaca aumenta, y la respiración se acelera.

Finalmente, el cuerpo libera la tensión acumulada, resultando en una sensación de liberación.

Cada cuerpo vive el orgasmo de manera única, influido por factores físicos y psicológicos.

La experiencia depende de la estimulación física, las emociones y el contexto personal de cada individuo.

Aunque el orgasmo es un reflejo involuntario, puede ocurrir de múltiples formas.

En las mujeres, el orgasmo provoca contracciones musculares en el útero, vagina y recto.

Algunas mujeres también experimentan eyaculación femenina, un líquido transparente compuesto por varias sustancias.

En los hombres, el orgasmo produce contracciones en el pene y uretra, acompañadas de la eyaculación.

El orgasmo masculino suele durar hasta 10 segundos, mientras que el femenino puede prolongarse un poco más.

Después del orgasmo, el cuerpo entra en una fase de resolución, volviendo a su estado de reposo.

Durante esta fase, el organismo se relaja, y la presión arterial se restablece lentamente.

El período de resolución puede durar entre cinco minutos y una hora, dependiendo del género.

En los hombres, esta fase incluye la liberación de prolactina, lo que requiere un descanso posterior.

Las mujeres, en cambio, pueden ser multiorgásmicas, con una fase de resolución más corta.

El orgasmo también libera oxitocina, fortaleciendo el vínculo emocional y reduciendo el estrés.

La melatonina, otra hormona liberada, regula el sueño y mejora su calidad.

Además, las endorfinas generadas por el orgasmo provocan sensaciones de felicidad y bienestar.

A nivel psicológico, el orgasmo altera la conciencia, liberando químicos de placer en el cerebro.

Tanto en hombres como en mujeres, el orgasmo provoca la desconexión del córtex prefrontal.

Esto permite disfrutar el momento sin inhibiciones, dejando que el placer fluya libremente.

Las emociones también influyen en el orgasmo, y pueden causar reacciones inesperadas como llorar o reír.

El orgasmo, además de placer, puede generar una necesidad de contacto afectivo, como abrazos.

Las experiencias personales y la historia de cada individuo también afectan la capacidad de alcanzar el orgasmo.

Si el aprendizaje sexual ha sido positivo, el orgasmo se vive con mayor placer y sin culpa.

Sin embargo, si hay culpas o sentimientos negativos, el orgasmo puede dejar una sensación desagradable.

Culturalmente, creemos que todo orgasmo debe ser increíble, lo que puede crear expectativas poco realistas.

El orgasmo también tiene beneficios cardiovasculares, mejorando la circulación y evitando coágulos.

En mujeres, la falta de orgasmos se ha relacionado con un mayor riesgo de problemas cardíacos.

En hombres, una vida sexual activa reduce el riesgo de infarto en un 50%.

Aunque todos tienen el potencial de experimentar orgasmos, muchos no dedican tiempo a conocerse.

Algunas mujeres, entre el 10% y el 14%, no alcanzan el orgasmo a lo largo de su vida.

El orgasmo puede ocurrir sin tacto, solo con la imaginación y la mente.

También es posible experimentar orgasmos en sueños, según documentan algunos estudios.

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