Encienda el ‘interruptor gordo’ para cambiar la sobrecarga
Encienda el ‘interruptor gordo’ para cambiar la sobrecarga
La grasa almacena calorías, y los científicos buscan activarla de forma segura mediante medicamentos.
La grasa parda, o ácidos grasos BAT, es diferente de la grasa blanca en nuestro cuerpo.
Esta grasa especial conserva calorías, generando calor, especialmente en ambientes fríos.
Activar la grasa parda podría ser clave para la pérdida de peso y la salud.
Antes se pensaba que solo los animales pequeños y bebés tenían esta grasa.
Sin embargo, nuevos estudios revelan que algunos adultos también la conservan.
Los científicos trabajan para activar esta grasa y ayudar en el tratamiento de la obesidad.
Una investigación descubrió un mecanismo en la grasa que la desactiva rápidamente.
Este proceso limita su eficacia como tratamiento contra la obesidad.
El equipo identificó una proteína llamada AC3-AT, responsable de este apagado.
Bloquear AC3-AT podría ser una estrategia prometedora para tratar la obesidad.
El descubrimiento se realizó utilizando tecnología avanzada para predecir proteínas no identificadas.
Estudios en ratas sin AC3-AT mostraron protección contra la obesidad.
Estas ratas quemaban más calorías y tenían un metabolismo más eficiente.
Ratas sin AC3-AT acumularon menos grasa y ganaron más masa magra.
Este hallazgo tiene implicaciones terapéuticas directas para los humanos.
La exposición al frío también incrementa proteínas clave para la grasa parda.
Aunque los humanos tienen menos grasa parda, aún es posible activarla con frío.
Investigadores de Berkeley descubrieron que el frío aumenta la proteína Zfp516, esencial para la grasa parda.
Esta proteína convierte la grasa blanca en parda, aumentando la quema de calorías.
El estudio también identificó otras proteínas que responden al frío, como AC3-AT.
Más investigación es necesaria para entender el impacto terapéutico de estas proteínas.
Comprender estos mecanismos moleculares podría revolucionar tratamientos para la obesidad y otras enfermedades.
Este conocimiento es vital para mejorar nuestra comprensión de la regulación de la grasa corporal.
